"No regañes ni trates a tus semejantes con torpeza. No procures derribar todos sus prejuicios antes de haberlos llevado hacia la verdad. Algunos creen que tienen que voltear todo el andamiaje antes de que puedan comenzar a trabajar en el edificio.

   Un joven predicador fue a la iglesia de un anciano pastor, y durante todo el sermón no hizo más que reprender a la congregación. Cuando terminó, le preguntó al anciano qué tal le había parecido la predicación. Este le dijo: En casa tengo una vaca. Cuando quiero leche, le doy de comer. Ni le grito ni le insulto."

​

(Anécdota contada por Dwight Lyman Moody) 

 

 Mateo 7:28  Cuando Jesús terminó de hablar, todos los que escuchaban quedaron admirados de sus enseñanzas,

Mateo 7:29 porque Jesús hablaba con toda autoridad, y no como los maestros de la Ley.

 

   Jesús no buscaba que las personas lo admiraran a Él y sus enseñanzas sino que las entendieran y las pusieran en práctica. Estas enseñanzas, harían que ellos en sus vidas, fueran felices, porque tendrían un propósito y la recompensa final sería la vida eterna junto a Dios. (Apocalipsis 21:7-8)

​

   Muchas personas no se preguntan cuál es el propósito de su vida, no reflexionan el rumbo que está tomando o ha tomado la misma. Es nuestra responsabilidad como creyentes, llamar la atención y ayudar a otros para que se detengan y reflexionen sobre el camino por el que van transitando, si realmente los conduce a la vida eterna junto a Cristo.

​

   Hay una misión en la que todos los creyentes debemos participar y es animar a otros a leer la Biblia y poner en práctica las enseñanzas de Jesús (Mateo 28:19-20 – Santiago 1: 22-25).

​

   Hablemos donde la Biblia habla y callemos donde ella calla. Entonces estaremos hablando y enseñando con autoridad, porque el mensaje de salvación (1 Corintios 15:1-4) no es nuestro, es un tesoro que nos ha sido trasmitido, que ha cambiado nuestras vidas,  que tenemos que seguir trasmitiendo para que cambie la vida de otras personas y sean salvas, gracias al sacrificio de nuestro Señor Jesucristo.

​

1 Corintios 1:23  “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado…”

​

A.S.